viernes, 29 de diciembre de 2006

Soberbia





El Rey de los Monos.Cuento Hindú.


Un día el rey de los monos oyó hablar de Buda, al que consideraban sus seguidores un gran ser. «Si es un gran ser -se dijo el mono- yo no puedo dejar de conocerlo. ¿Acaso no soy el rey de los monos? Está bien que a ese gran hombre le admiren, pero él me admirará a mí, porque soy fuerte, intrépido y poderoso».

El rey de los monos se presentó ante Buda, que acababa de pronunciar un sermón precisamente sobre la compasión y la humildad. La verdad es que el mono era. ágil y fuerte, sin embargo, era sumamente arrogante y soberbio.

- ¿Qué tal estás, amigo? - le saludó el Buda con afecto.

- ¿Cómo voy a estar, señor? Miradme. Soy fuerte, valiente, ágil y listo. Soy el rey de los monos. No podría haber sido de otra forma. Nada me arredra y no hay lugar al que yo no pueda ir.

- ¿De veras? - preguntó con ironía Buda, sin que la misma fuera captada por el animal.

- ¡Y tan de veras! Te lo puedo demostrar ¿Dónde quieres que vaya?

- Si te empeñas - repuso Buda -, donde a ti te apetezca ir; aunque quizá deberías saber que el mejor sitio está dentro de uno.

El mono le miró sorprendido. La verdad es que no era aquél un hombre corriente. Dijo con evidente prepotencia:

- Veloz como un rayo, con el ánimo diligente y recurriendo a todo mi poder, que es mucho, voy a viajar hasta el fin del mundo y luego volveré hasta ti.

- Si es lo que quieres...

- Te lo demostraré, gran ser.

El mono dio un impresionante salto y partió veloz. Corrió con toda la energía de sus resistentes patas. Cruzó valles, dunas, desiertos, montañas, junglas, desfiladeros, cañones, ríos, mares, cordilleras. Fueron días y días de una galopante carrera, hasta que al final llegó a un lugar en el que divisó cinco inmensas columnas y más allá, el vacío absoluto. «No hay duda - se dijo -, éste es el fin del mundo». Para marcar su territorio, el mono orinó en aquellas gigantescas columnas. Luego regresó corriendo hacia el punto de partida. De nuevo atravesó velozmente, a lo largo de días, mares y ríos, cordilleras y valles, desiertos, dunas y desfiladeros. Llegó por fin donde estaba Buda.

Jadeante, el mono dijo:

- ¿Te das cuenta, señor? He llegado al fin del mundo. Soy el más poderoso, el más ágil, el más resistente, el mejor entre los mejores.

Los ojos despejados de Buda se clavaron en los del petulante rey de los monos. Buda dijo:

- Por favor, amigo, mira a tu alrededor

El mono miró a su alrededor. ¡Por todos los dioses! Estaba en la palma de la mano de Buda y comprendió que nunca había salido de la misma. ¡Qué mal olía! Era su propia fétida orina derramada en los cinco dedos de la mano de Buda que había tomado por columnas y, más allá, el vacío. ¡Ni siquiera había salido de su mano!

La soberbia no dejó ver al mono su propia insignificancia, lo que suele ocurrir a los soberbios.

9 comentarios:

  1. ¿El peor de los siete pecados capitales? Este descreído que lo es disfruta -imagino que nos pasa a todos- de cada uno de ellos de forma conjunta -casi nunca- o por separado -yo, pecador, me confieso a dios...-.

    Repaso al catecismo con faltas y remedios -eso dicen- (deberían incorporar un carnet por puntos)

    Los escribo con mayúsculas (no como la palabra dios) porque éstos sí construyen el mundo en siete días, aunque son capaces de destruilo en sólo siete minutos.

    Soberbia / Humildad
    Avaricia / Generosidad
    Lujuria / Castidad
    Ira / Paciencia
    Gula / Templanza
    Envidia / Caridad
    Pereza / Diligencia

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  2. Te he de decir, que de la lista, del inolvidable catecismo, que también de niña aprendí, yo quitaría tres, que para mi no son pecados capitales, si no "provinciales" por seguir la metáfora y no usar el término venial, que suena muy insignificante.
    La lujuria, la gula y la pereza son mas formas de vida que pecados, pequeños vicios humanos, y quien.. ¿puede tirar la primera piedra de no haberlos cometido?.

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  3. Gula..... ¡¡¡ ESTAS NAVIDADES !!!

    Pereza.... Después de 4 años opositando y ya haber sacado la plaza creo que merezco levantar un poquito el pie del acelerador.

    Lujuria.... Bueno, lo que puedo (y me dejan, je,je,je,je...).

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  4. Siempre uno puede tomarlo con humor, con arte o con terror...
    Por cierto, me encantó esta película, te mantiene en suspense hasta el final, reconozco, que es para verla una sola vez como todo buen cine de misterio.

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  5. Desde luego no me atrevo a tirar ninguna piedra, ni la primera ni las demás, acabaría lapidándome a mi mismo.

    No tengo mucha idea, pero creo que los llaman capitales porque, según los alzacuellos que los catalogan, éstos pecados son el motor del resto de faltas. Creo que desde ahora también me quedo con la expresión provinciales; me parece mejor e infinitamente más laica y feliz.

    Y tienes toda la razón. Los de la carne (propia y ajena, gula y lujuria) y los del pescado (hay que ver qué perezosos son los peces) son poca cosa (casi nada) comparados con el resto, desde luego.

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  6. Yo he practicado todos los pecados capitales y sus remedios, pero sin duda el que más jode, el que no se disfruta, es de la envidia. Y aseguro... la caridad no lo cura.

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  7. Decían que la envidia era el deporte nacional de los españoles..pero no te equivoques Miguel, hay gente que lo disfruta, que siente placer siento envidioso como lo siente el masoquista o el que disfruta siendo martir...
    Sobre todo lo que mas se disfruta y llena a muchos de satisfacción es ser envidiado, creo que hay gente que basa su vida en eso..en tener o aparentar solo por sentir luego el peso de los ojos de la gente sobre él diciendo:¡Que envidia!.
    Ah..y lo de la envidia sana...en secreto os digo que no existe..¿como puede ser sano algo asi?.
    La única envidia que considero aceptable es la de el bolero de Antonio Machin: ..envidia tengo envidia del pañuelo que una vez seco tu llanto....

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  8. Razón tienes, Miguel. El peor de todos. Y razón tienes, querida MB, lo de la envidia sana es algo imposible, un eufemismo amable.

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  9. Puedan todos los seres alcanzar la felicidad y sus causas.
    Puedan todos los seres estar libres del sufrimiento y de sus causas.
    Puedan todos los seres nunca ser separados de la felicidad que está libre de sufrimiento.
    Puedan todos los seres permanecer en ecuanimidad, libres del apego y de la aversión.

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