domingo, 4 de febrero de 2007

El vino en un barco...


-El vino en un barco, de nombre extranjero- son los compases de Tatuaje. De labios de Concha Piquer, comienza la historia-triángulo de un estraperlista, un maquis y una corista.
El papel de estraperlista, lo encarna magistralmente Fernando Fernán Gómez.
Es el típico individuo que se aprovecha de las consecuencias de una guerra.
Su existencia es fruto de la situación de caos y supervivencia propia del momento.
A pesar, de que tras la guerra el país podría producir mucho más de lo que lo hace no hay dinero ni compradores.La penosa situación no logra levantar cabeza hasta mediados de siglo XX.
Así nace y se hace grande la figura del estraperlista, su trabajo es suministrar artículos de lujo o difíciles de encontrar a quienes puedan pagarlos, sin importarles el precio.No solo se enriquece en dinero sino en influencias, tiene amigos en todos lados, amigos que pueden devolverle favores en un círculo perfectamente interrelacionado y definido.


Es fácil para una pobre corista como Paca (Concha Velasco) con el padre republicano y enfermo, dejarse hacer algún favor, sobre todo, cuando los locales donde busca trabajo, están en el círculo del estraperlista.




El problema viene cuando llega el amor vestido de maqui, Luis, un personaje bien representado por un jovencisimo Josep Maria Flotats, desvalido y pasional, de ideales firmes aunque tenga que ocultarlos para sobrevivir,con el eterno encanto del fugitivo, del perseguido.
A partir de aquí llega el tormento, las mentiras, la repugnancia ante alguien a quien odia, pero del que no puede desligarse..no solo por cuestión económica.
La escena en el que el indeseable todopoderoso Don Julio lleva a Paca a un colmao de flamenco y la obliga a comer, ante la mas terrible de las humillaciones, no deja de producir repugnancia e ira ante unas circunstancias contra las que no se podía luchar.
Todo lo pierde por amor, quizá si no se hubiera enamorado, su vida hubiera sido la de cualquier querida de estraperlista, nada extraordinario, en aquellos tiempos difíciles.
No hay mas que recordar el comentario de una mujer a otra sobre su hija en "La Colmena" de Cela, cuando alaban la suerte que había tenido la muchacha, de tener un "querido" que le había puesto piso y todo... el único inconveniente, es que no acababa de morirse la mujer "legitima".
Lo de conseguir un buen querido era casi una meta para algunas jóvenes vistosas que vieron en ese papel de mantenida su mejor futuro.
Carmen Martín Gaite, en 1986, obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo por su libro "Usos amorosos de la postguerra española", además del papel de "querida" que ya he comentado, la mujer podía ser novia eterna, solterona o casada con la triste perspectiva de no tener otras misiones que coser la ropa del marido y darle cuantos hijos quisiera.
Tiempos angustiosos donde el simple hecho de comer cada día era toda una aventura.
La cartilla de racionamiento, se quedaba a menudo corta y escasa:
"En agosto de 1939 se implanta el racionamiento de la población y pronto se comprobó que los alimentos suministrados carecían del mínimo valor nutritivo necesario para la subsistencia ya que estaban compuestos de forma predominantes por garbanzos, patatas, boniatos, pastas para sopas, bacalao y muy de tarde en tarde por carne de membrillo, chocolate terroso incomestible y jabón." podéis leer todo el artículo en este magnífico trabajo de
Carlos Azcoytia.
Es emocionante, ver a Concha Velasco, comprar en el mercado para su "amado fugitivo" ese conejo de monte, como si se tratara de el más selecto de los solomillos.

Esta historia de Pedro Olea, pudo ocurrir de idéntico modo en cualquier capital de la España de posguerra.

A pesar de que el cine tiene varios films donde se respresenta este tiempo histórico, elegí esta por la cercanía de sus protagonistas, lo creíbles y cotidianos que se nos muestran, en esos tristes días de aristas afiladas.



Pim pam pum ...fuego.



Intérpretes:
Concha Velasco (Paca)
Fernando Fernán Gómez (Julio)
Josep Maria Flotats (Luis)
José Orjas (Padre de Paca)
Mara Goyanes (Manolita)
José Franco (Álvarez)
Luis Ciges

Dirección: Pedro Olea
Producción: José Frade
Guión: Pedro Olea / Rafael Azcona
Fotografía: Fernando Arribas
Música: Carmelo A. Bernaola



6 comentarios:

  1. Post para premio. Bueno bueno bueno. De lo mejor mejor. Perfecto para aprender que hay años sobre los que es mejor no echar almíbar ni hacer bromas (debieron ser terribles). Qué bueno! Magnífico homenaje.

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  2. Bueno Trilce, tanto elogio, ¡me va a ha hacer sonrojar.!
    Siempre me impactó esta época, aunque no la viví, por lo que oí de ella a mi abuela y a mis padres.
    Mi padre es muy aficionado al cine, recuerdo esta pelicula que la vimos una tarde de domingo, en un proyector de super-8.
    Yo tenía 15 años, y me quedó marcada para siempre, pues me dejaron verla a pesar que era para mayores de 18.
    Hay escenas que quedan en la retina para siempre y te acompañan toda la vida, como esa colección de besos censurados, del niño de "Cinema Paraiso".

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  3. Es un peliculón que yo he visto con menos liturgia (en la tele) Te acuerdas del ¿cinExin? Nunca lo tuve, pero pocas cosas me habrían gustado más (¿sería caro?, ni idea, los Reyes Magos eran otra cosa antes de las video consolas) amarillo huevo, con su manivelita roja... todavía he visto en tiendas del centro a precios astronómicos algunos en pleno funcionamiento. Aquellos maravillosos años.... ¿Era el nombre de una serie de TV? me encantaba también...

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  4. Claro que me acuerdo, yo si tuve el Cine-exin y algunas películas de pluto y donald.
    También recuerdo una especie de proyector con unos rollitos de papel transparente que al moverse parecían tomar vida.
    Sin duda mi aparato de sueños preferido fue el View-master, me lo regaló mi padre y aun lo conservo, tenia discos con maravillosas imágenes que iban pasando en 3-D, es de los mejores recuerdos de mi infancia.

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  5. Tras este gran post , volvemos a la niñez y sus jueguetes.
    Yo no llegue a tener el Cine-exin, los reyes majos, tenian muchos niños en nuestra casa para venir con algunos regalos.
    No sé como estos Majetes de reyes, siempre sabian que era lo que realmente necesitaba....

    Ultimamente en casa vemos muchas peliculas españolas, creo que puede llegar a ser un vicio el verlas.

    ¿como se puede cambiar tanto de gusto, antes no me llamaban la atención pero ahora las observo de otra manera?. ¿me estaré haciendo vieja?. pues os advierto que aun tengo que envejecer más.

    Felicidades

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  6. Amiga Arbillas, no creo que nos hagamos viejas, ni nostálgicas,antes quizá no pensabamos tanto, no dabamos importancia a las cosas y a los acontecimientos.
    Ahora se nos hace dulce recordar...no por eso tiene que ser malo ni signo de decadencia..
    es una satisfacción mirar hacía tras con cariño, ser consecuentes con nuestros recuerdos..
    un beso.

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