miércoles, 11 de marzo de 2009

La mort d'Ophélie





Donde hallaréis un sauce que crece a las orillas de un arroyo, repitiendo en las ondas cristalinas la imagen de sus hojas pálidas. Allí se encaminó, fantásticamente coronada de ranúnculos, ortigas, margaritas y luengas flores purpúreas que entre los sencillos labradores se reconocen bajo una denominación grosera y las modestas doncellas llaman. Llegada que fue, se quitó la guirnalda, y queriendo subir a suspenderla de las pendientes ramas, se tronchó un vástago envidioso, y cayó al torrente fatal ella y todos sus adornos rústicos. Las ropas huecas y extendidas, la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a una sirena, y en tanto, iba cantando pedazos de canciones antiguas, como ignorante de su desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. Pero no era posible que se mantuviese así por mucho tiempo y las vestiduras, pesadas ya con el agua que absorbían, arrebataron a la infeliz, interrumpiendo su canto dulcísimo la muerte.


William Shakespeare, Hamlet, 4, VII.





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1 comentario:

  1. te definiria como que estas "enamorada del amor" y eso es maravilloso,saludos

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