jueves, 21 de mayo de 2009

"Entonces miro a las estrellas y lloro de tanta dicha"





Niños...¡tan distintos a los adultos!
Con su propio código de valores, su propia filosofía, su mirada limpia.
¡Tantas veces interferimos en su destino!
¡Tantas veces elegimos por ellos, creyendo lo mejor, sin pensar, qué desean ellos y qué les hará felices!.

Niños, hijos... pequeño reflejo de nuestra existencia con vida propia.

Siempre recordaré la gran lección de capitanes intrépidos, donde para un niño desatendido afectuosamente, todo el dinero y las comodidades del mundo, no eran nada comparado con el calor y los buenos consejos de un marinero que inventaba canciones...






Oleo:Andre-Henri Dargelas

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