Olvidaste que yo gaviota de luna
te estaba esperando,
y te fuiste meciendo en olas de plata.
Cantando, cantando
te embrujo aquella tarde
el olor de azahar.
Ese barco velero cargado de sueños cruzó la bahía.
Reinventado la copla y la orilla, el arte y la espera, el mar y la queja.
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