martes, 28 de febrero de 2012

cruz con cruz



En la noche del sexo busco luz
y encuentro más y más oscuridad
mi cuerpo es sacro y sacrifica edad
sin tiempo sobre el tuyo cruz con cruz.

Subo y bajo y gravito mi testuz
cae sobre el muro de tu atroz ciudad
sin puertas donde al fin me da mitad
de entrada a la tiniebla un tragaluz.

 Mantel mi espalda cubre los manjares
mis brazos y mis piernas son a pares
con los tuyos en forma de escorpión.

Las dos manzanas mi contacto deja
y duerme como un vaso en la bandeja
de tu vientre mi enorme corazón.

Edmundo de Ory Carlos

domingo, 19 de febrero de 2012

...aquella idiota que te quería.




"Que sigo siendo la misma loca
que entre tus sábanas se perdía,
Y a fin de cuentas no soy distinta
de aquella idiota,
que te quería".

viernes, 17 de febrero de 2012

La maceta de albahaca.


La hermosa Isabela recibe al morir su padre, un acaudalado comerciante, una inmensa fortuna.
Isabela, además de este caudal, tiene unos avariciosos hermanos, que desean apoderarse de la herencia, casándola con un hombre rico que se conforme con una pequeña dote.
Contra todo pronóstico, Isabela se enamora de un mozo de almacén, Lorenzo, que trabaja a las órdenes de sus hermanos.
Ambos, están tan enamorados que deciden casarse en secreto.
Pronto se enterarán los hermanos de Isabela,y cruelmente deciden deshacerse de Lorenzo.
Lo envían así a hacer un recado al bosque, donde lo asaltan, lo matan y lo entierran.
Isabel, espera ansiosa el regreso de su amado, que parece no volver nunca del supuesto viaje.
Una noche, Lorenzo se le aparece en forma de fantasma y le cuenta la verdad, y el lugar exacto donde está enterrado en el bosque.
Presa del dolor y la locura, Isabela, encuentra la cabeza incorrupta decapitada de su amante.
Isabela, se la lleva a su morada y la entierra en una gran maceta, donde plantará albahaca, con el fin de ocultarla y dar un lugar de reposo a su malogrado amor.
Sus desvelos son continuos, pasa dia y noche junto a la maceta, que cuida con primor y riega con sus propias lágrimas.
Sus hermanos sospechan y un dia, forcejeando, tiran al suelo la maceta y entre sus pedazos descubren lo qué realmente oculta la planta, quedando despavoridos al ver la cabeza incorrupta de Lorenzo.
Entonces huyen de alli, quedando Isabela sola, llorando eternamente la pérdida de su maceta de Albahaca y de su amor Lorenzo.

Esta historia de amor y bótanica, fue recreada por John Keats (1818) en el poema "Isabel o la Maceta de Albahaca" a su vez inspirado en el cuento V de la Jornada IV de "El Decamerón" de Boccaccio (1350-53).
Fueron muy numerosas sus representaciones artísticas, sobre todo en el grupo de los prerafaelitas, que hicieron de esta desgraciada historia, uno de sus temas favoritos.

Comenzamos con Isabella (1849), una obra de John Everett Millais, que representa sus comienzos en la Hermandad Prerafaelita, fundada un año antes. Esta obra se exhibió con gran éxito en la Royal Academy.

 

Millais nos presenta un banquete, donde comparten mesa los enamorados y los hermanos de Isabela.
Los símbolos se van sucediendo revelando la trama de la historia.
Isabela, de gris, habla con complicidad con Lorenzo, que le ofrece una naranja sanguina, símbolo de su decapitación.


La trágedia se intuye en el lienzo, uno de los hermanos, da una patada a un perro, que asustado se refugia en el regazo de Isabela.
Lorenzo, tiene la mirada perdida, quizá vaticinando el futuro.
Poca perspectiva y ausencia total de claroscuro y una pierna que desconfigura intencionadamente toda la composición.
Si os gustan los detalles, en la base del banco de Isabela, podeís identificar las letras PRB (pie de Hermandad Prerrafaelita).                                                                      

Continuamos con una obra curiosa, se trata de un grabado realizado por C.Perellón para El Decamerón de G. Boccaccio.
Es el correspondiente a nuestra historia, asi contada para © 2008 Liber Ediciones.
Novela quinta: Los hermanos de Lisabetta matan al amante de ésta, que se le aparece en sueños le muestra dónde está enterrado; ella desentierr​a en secreto la cabeza y la mete en un tiesto de albahaca; como llora sobre él todos los días durante mucho tiempo, sus hermanos se lo quitan y ella muere de dolor poco después.
El grabado como veís muestra varias escenas en una que refleja toda la historia.



Ahora seguimos con una de mis favoritas por su carga de símbolismo, se trata de la versión de  John Melhuish Strudwick , pintor inglés perteneciente a los últimos prerrafaelitas.
En la obra no hay sangre, hay ausencia, apenas unas hojas de albahaca sobre el pedestal del cuidadoso soporte de la maceta, nos indican que ha sido arrebatada de su lugar.
El rostro de Isabela es de abatimiento total, al fondo una escena muestra como los hermanos huyen con la maceta.





Mas amable nos resulta la versión de  Henrietta Rae (Sra. Ernest Normand) pintora inglesa de ultima época victoriana.Dando mucho valor  a los aspectos decorativos, profundiza en los detalles florales y la riqueza del vestuario de la protagonista.
Su actitud, sigue siendo de ensimismamiento, al que la autora agrega la simbologia del rosario.



Sin duda una de las que mas me han conmovido es esta obra de John White Alexander (1856-1915) Pintor americano que cultivó la pintura simbolista y que obtuvo gran prestigio con el retrato.
El sutil juego de sombras y el uso del claroscuro impregnan de dramatismo la escena, donde los volúmenes cobran protagonismo.Casi podría ser la escultura de una sepultura, pues el cuerpo de Isabela se ha mimetizado con la frialdad de la piedra y la cerámica.
Absorta, aparece con los ojos cerrados, junto a unas flores también blancas que trasmiten la rigidez de la muerte.



En la misma linea de frialdad, la artista norteamericana, María Lizzie Macomber, realiza esta obra en 1908, cargada de simbolismo que recuerda las antiguas piedades. Abrazada a su recuerdo y a su pena, donde no hay rastro de albahaca, simplemente la nitidez de la vasija, que sirve de sepulcro.



John William Waterhouse (Roma, 1849-Londres, 1917) puede considerarse uno de los últimos prerrafaelitas, después de haber pasado por otros muchos estilos.
En su versión veréis que ya se aprecian rasgos del incipiente impresionismo que se estaba afianzando en su época. Paisajes y vegetación cuidadas, luminosidad, escenografia y atmósfera casi mágica.
Isabela abraza ensimismada la maceta, ataviada con vestimentas medievales.
La muerte reposa en el pedestal en forma de calavera.


Por último termino con la misma imagen que elegí para abrir este post, Isabel y la maceta de albahaca terminada en 1868 por William Holman Hunt.
Hunt ya había realizado antes una ilustración para el poema en 1848, poco después de la fundación de la Hermandad Prerrafaelita, era una escena diferente a esta, de los hermanos de Isabela con Lorenzo trabajando.
Esta obra guarda un valor especial, la modelo es la esposa del pintor, fallecida al dar a luz a su hijo. Es el homenaje que Hunt quiso hacer a su mujer muerta.
En ella, presenta a una mujer en camisón que parece recien salida de su cama con el unico fin de abrazar su maceta.
Observar detenidamente todos los exquisitos detalles del cuadro: la riqueza del suelo de marmoles, la delicadeza de la regadera y la lámpara, el reclinatorio de nobles maderas de taracea, que nos recuerdan las decoraciones de Damasco y Granada, el mantel lujosamente labrado y la maceta, con el craneo que nos habla de la muerte, del amor y la muerte. 



lunes, 13 de febrero de 2012

El Photoshop del 39.




Las imágenes hablan por si solas.
Ya en 1939 el ingenio era capaz de colorear una triste imagen en blanco y negro y trasladarla casi a los campos floridos del Jerte.

Lo mas curioso sea quizá ver como han sumergido en un perfecto lago azul, al señor que se coló en la foto.
Lo de ver una bella dama, con falda de tubo negra y torerita de visón subida a un arbol, ya no tengo explicación alguna, ni argumento.
La mágia americana.

domingo, 12 de febrero de 2012

miércoles, 8 de febrero de 2012

Jamás la hiedra y la pared podrían apretarse más...




Pasaron desde aquel ayer
ya tantos años,
dejaron en su gris correr
mil desengaños.
Mas cuando quiero recordar
nuestro pasado,
te siento cual la hiedra
liagado a mí,
y así hasta la eternidad
te sentiré.


Yo sé que estoy ligado a ti
más fuerte que la hiedra
porque tus ojos de mis sueños
no pueden separarse jamás.
Donde quiera que estés
mi voz escucharás
llamándote con ansiedad,
por la pena ya sin final
de sentirte en mi soledad.


Jamás la hiedra y la pared
podrían apretarse más,
igual tus ojos de mis ojos,
no pueden separarse jamás.
Donde quiera que estés
mi voz escucharás,
llamándote con mi canción;
más fuerte que el dolor
se aferra nuestro amor
como la hiedra.