jueves, 30 de julio de 2009

Yo te quiero verde





Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.



miércoles, 29 de julio de 2009

Las páginas no escritas...




Cuando lo tomó por primera vez en sus manos, no dudó que se hallaba ante un preciado tesoro.
Bien seria el brillo del oro o lo cuidado de su trabajo trenzado, estaba sin duda ante una pequeña joya bañada en el misterio, tal como los valiosos objetos que enterraban antaño con las posesiones de los faraones.

Le quemaba en las manos, como una incandescente joya escupida del centro de la tierra, como un preciado amuleto milenario.

En ella pensó encontrar todas las respuestas que buscó desde niña, la fórmula infalible de encontrar la felicidad, el elixir del amor perdurable...

Era todo lo que tenia de él...después de tantas horas vividas a distancia, se lo había regalo un lunes de verano.

Una noche lo abrió, a la luz de la luna,
quería encontrar su voz entre sus hojas,
quería encontrar su risa y su mirada...
quería encontrar los besos robados y furtivos...

...pero solo encontró el blanco de su espacio
el silencio impoluto del tiempo no vivido,
porque aun no estaba escrita
la historia de sus vidas....


martes, 28 de julio de 2009

En carne extraña


Henri Matisse



"Esa necesidad de olvidar su yo en la carne extraña, es lo que el hombre llama noblemente necesidad de amar".
Charles Baudelaire.

domingo, 19 de julio de 2009

La sombra del amor


Anthony Frederick Augustus Sandys

Meretríz en Roma




La Meretrix es la que se gana la vida ella misma, la que se merece (mereo)aquello que gana, en definitiva,la que se hace digna del dinero que recibe, por el servicio que presta.La meretriz vende su cuerpo, lo alquila por horas, por días, incluso por temporadas, es un objeto de alquiler que responde a una necesidad social apremiante por parte del que la solicita: la del sexo libre.

Acostumbrados al cine de romanos, siempre volará nuestra imaginación a situar a estas profesionales de la necesidad sexual, en orgías palaciegas, rodeadas de frutas, divanes y lujos.

Pero su vida, era bien distinta, ya que muchas de las veces realizaban sus trabajos en tugurios de mala muerte, lejos del brillo de las películas.

Os voy a dejar este magnifico trabajo de Carmen Herreros Gonzalez, sin duda una apacible lectura para este verano, donde quizá os sorprenda que estas mujeres, eran ciudadanas libres, no esclavas...pero sin derechos.

Sin duda, piezas fundamentales en una sociedad decadente, la romana, donde el sexo era una afición común y bien extendida y sus prácticas y descubrimientos, reclamaban profesionales dispuestas a satisfacer las necesidades de un pueblo, inmerso en la lascivia.

Pronto, el cristianismo, acabó con el deleite y el disfrute carnal fue el principal camino al peor de los infiernos, pero eso, es otra historia.


Las meretrices romanas, mujeres libres sin derechos.

Grabado: Sarkis Diranian

sábado, 18 de julio de 2009

lunes, 13 de julio de 2009

sábado, 11 de julio de 2009

deber desconocido



Mi manera de amarte es sencilla:
te aprieto a mí
como si hubiera un poco de justicia en mi corazón
y yo te la pudiese dar con el cuerpo.

Cuando revuelvo tus cabellos
algo hermoso se forma entre mis manos.

Y casi no sé más. Yo sólo aspiro
a estar contigo en paz y a estar en paz
con un deber desconocido
que a veces pesa también en mi corazón.

Antonio Gamoneda.

Oleo: Louis M. de Schryver (1862-1942).

viernes, 10 de julio de 2009

Ojala que tengas suerte




Si no estás me traiciona el subconsciente
Si no estás me descubro de repente
nombrándote y me siento tan pequeña.

Si no estás te deseo en tu camino
lo mejor, que unos nuevos brazos te den el calor
que en los míos no encontraste,
que en los míos no encontraste

Ojalá pudiese odiarte,
ojalá fuera más fácil olvidarte
Ojalá que tengas suerte,
ojalá no duela tanto no verte
y los días me hagan mucho más fuerte
Ojalá que tengas suerte,
ojalá no duela tanto no verte

y los días pasan lentos
Si no estás todo pierde su sentido
si no estás y ya no encuentro motivos
para continuar y me siento tan perdida.

Si no estás acaricio tu recuerdo
sin querer y deseo que el destino te vuelva a traer
y ya no puedas marcharte
y no vuelvas a marcharte.

Ojalá pudiese odiarte,
ojalá fuera más fácil olvidarte
Ojalá que tengas suerte,
ojalá no duela tanto no verte
y los días me hagan mucho más fuerte
Ojalá que tengas suerte,
ojalá no duela tanto no verte
y los días pasan lentos si no estás
Los días pasan lentos si no estás, si tú no estás.

Ojalá que tengas suerte,
ojalá no duela tanto no verte
y los días me hagan mucho más fuerte
Ojalá que tengas suerte,
ojalá no duela tanto no verte
y los días pasan lentos si tú no estás





Días difíciles, para encontrar tréboles de cuatro hojas.
Pasad buen fin de semana

jueves, 9 de julio de 2009

Duda imperdonable



que me lleve la corriente...





Para qué me sirve el alma,
si la tengo ya amargada,
si su vida idolatrada,
por traiciones la deje.

Para que sirve ser bueno,
si se rien en tu cara,
que me lleve la corriente,
que me lleve la corriente,
atrás no regresaré.

Es por eso que me miran,
arrastrando mi tristeza,
buscando la puñalada,
que me borre su querer.

Para que sirve ser bueno,
si se ríen en tu cara,
que me lleve la corriente,
que me lleve la corriente,
atrás no regresaré.

Es por eso que me miran,
arrastrando mi tiriteza,
buscando la puñalada,
que me borre su querer.
Para que sirve ser bueno,
si se ríen en tu cara,
que me lleve la corriente,
que me lleve la corriente,
atrás no regresaré

martes, 7 de julio de 2009

la tinta del calamar





¡Qué blanca lleva la falda
la niña que se va al mar!

¡Ay niña, no te la manche
la tinta del calamar!

¡Qué blancas tus manos, niña,
que te vas sin suspirar!

¡Ay niña, no te las manche
la tinta del calamar!

¡Qué blanco tu corazón
y qué blanco tu mirar!

¡Ay niña, no te los manche
la tinta del calamar!

Rafael Alberti.



Oleo: William Robert Symonds

domingo, 5 de julio de 2009

Por dentro y por fuera...


Emile Vernon


"Lo que necesitaba era alguien con quien charlar, necesitaba caricias, por dentro y por fuera, que le hiceran sentir mujer y querida, alguien que la quisiera por dentro y por fuera, necesitaba a un hombre que la siguiera en sus inquietudes, pero sobre todo alguien que le sorprendiera dandolé la mano en cualquier momento."

miércoles, 1 de julio de 2009

Jazmines en el pelo...





De las mas hermosas sensaciones del verano, una de ellas es ver caer la tarde, rodeada de jazmines y damas, embriagada por su aroma y perdida en la lectura de un libro: así es el Sur.
Del gozo de la lectura, me llega el recuerdo de la música, y una canción que de seguro resuena el los oídos de muchos de nosotros: La flor de la canela.

Es está original versión, interpretada por el pianista cubano Bola de nieve, la elegida para este momento y este post.

Bola de nieve,
Ignacio Jacinto Villa Fernández, fue posiblemente uno de los más geniales músicos que ha dado la isla caribeña.




En alguna publicación le definieron como: el hombre triste que cantaba alegre. Un hombre lleno de aristas como cubano, negro, homosexual, santero, pro revolucionario y sobre todo artista.

Vale la pena disfrutar su recuerdo, esta primera tarde de julio.