A veces, no muere solo lo físico.
A menudo, también se entierran esperanzas e ilusiones, y se lloran y se desea otra vida para hacerlas realidad cuando en esta, ya no quedan posibilidades.
Va para todas esas ilusiones que vamos a enterrar con el fin del año, mi bolero de Machín.
No han podido tener mejor compañía para su eterna espera que los ángeles de una Necrópolis, porque hay amores tan hermosos, que no son de este mundo y retomando los versos de Luis Rosales: "para toda la vida no basta un solo amor,
tal vez el nuestro sea para toda la muerte".
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