Recuerdos que a mi mente volveís raudos
arrastrados por aires de otros tiempos,
soís las hojas que ruedan tristemente
que a ningún lugar ni tierra manda el viento.
Aquí seguís en mí y a paso lento
mostrarís con timidez lo que un diá fuisteís:
ni os quedaís a consolar mi vida triste
ni os vaís para aliviar mi pensamiento.
Aprendiz de primavera. Suspendida en el tiempo
Con mi más profundo respeto y admiración: Maestro
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