tan dulcemente en cruz clavada,
que no hay dolor,
que se resienta en mi tormento.
Sigo esperando
el calor de tu piel clara,
el suave olor,
que de tu cuerpo llevo dentro.
Clavada en ti,
ya no me sangran ni las llagas
que la distancia,
va marcando a fuego lento.
Mi salvación,
sinceramente, yo cambiaba
por repetir
en dulce lecho nuestro encuentro.
Aprendiz de primavera
Oleo:Albert von Keller
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