Nadie como Sarita, sabía hablar de abandonos y desdichas con su mirada entre provocadora y lánguida.
Su ojos se entornaban con un brillo fulgurante mientras su boca adoptaba la forma de un corazón con cada palabra cantada.
Siempre queda una puerta abierta, en el camino se puede coincidir,aunque nunca se sepa ni cuando ni como.
El seguir caminando implica la posibilidad del encuentro, nunca se puede parar...hay que seguir, aunque duela.
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