Comienza un nuevo curso marcado por los problemas de la Educación Pública, que se enfrenta a numerosos recortes en contra de los profesores y colateralmente de los alumnos.
Difícil resumir en unas líneas mis reflexiones como madre y profesora. De lo ultimo no ejerzo, de lo primero sí y lo seguiré haciendo toda mi vida.
La historia de mi hijo por su paso por colegios concertados de la Comunidad de Madrid, ha supuesto un via crucis que aunque en vía de solución, será difícil de olvidar para mi hijo y toda la familia.
Desde infantil, no supieron ver su pequeño grado de timidez o falta de adaptación, por no haber pasado por guardería y no tener contacto con otros niños.
El se cerraba, pero sus profesoras de infantil lejos de motivarle le arrinconaban en clase y daban plastilina para que no molestara al resto. Estuvo tres años con la plastilina, sin traer notas y sin aprender apenas a leer, no me daban respuesta, iba a un psicólogo del cole, que ademas de cobrar, amontonaba niños media hora antes de clase en un cuartito no sé con que fin.Nunca vimos resultados.
Afortunadamente otra profesional, esta vez con vocación, le enseñó y supo estimular con lo que dió un gran avance. Poco duró y nos vimos obligados a cambiar de centro, debido a las continuas quejas, no querían niños que dieran problemas.
En el otro fue aun peor. Solo buscaban alumnos que les subieran la nota en los baremos de la Comunidad, y a los que no se adaptaban o daban problemas, los excluían. Me llegarón a llamar diciendo que seria mejor que mi hijo no acudiera a la prueba de la comunidad porque no iba a llegar a el nivel, y encima molestaría a los demás y el cole se jugaba mucho: su prestigio.
También le castigaban, rotando de clase en clase en un auténtico descontrol de horarios o le enviaban con niños de 3 años(a mi hijo de 12 le resultaba una humillación insostenible).
Lo único bueno que hicieron es remitirnos al gabinete especializado del Colegio Público EL Sol donde por fin encontramos orientadores con vocación que han conseguido evaluar, el fracaso escolar, la falta de autoestima y la apatía de mi hijo y hoy empieza en un nuevo centro en el que he puesto toda mi esperanza.
Desde aquí, un abrazo a todos los buenos profesores que lo están pasando mal, los de vocación.A los de devoción al sueldo fácil y al cole religioso que les mantiene sin escrúpulos les mando el aviso que piensen mucho las medidas que toman con los niños. Pueden arruinarles la vida.
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