Fue mi boca tu presa y tu lengua el anzuelo.
El anzuelo: clavas y posees.
No sueltas sedal, ni recoges ni tensas
y ahí me encuentro perenne.
Fue tu fuerza mi droga, tu ternura mi cebo.
El anzuelo: penetra y persiste.
Sirena varada, enganchada a tu boca,
bañada en tus fluidos.
Es inútil buscar nuevos rios o mares.
El anzuelo: si lo sueltas me matas:
me desangro en tu ausencia,
sin tus tirones sabios.
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