Todos tenemos en la mente el recuerdo de José Luis López Vazquez, cepillando con sumo amor el pelo de su muñeca, su compañera de ficción en "No es bueno que el hombre esté solo" magnífica película de un genial Pedro Olea."
Todo quedó en una película y el papel de Martín, él de un hombre con desequillibrios mentales.
Pero, algo se esta moviendo en las cabezas de los humanos, cuando una industria de muñecas de compañia, versión de élite de la muñeca hinchable, tiene un sorprendente auge en sus ventas.
Todos sus clientes, no pueden estar locos.
A pesar de ser un producto de consumo sexual, yo apuesto que muchos de sus compradores ven en estas compañeras de silicona mas que un objeto de disfrute.
La soledad, la incomprensión y la incapacidad de relacionarse satisfactoriamente con alguien, hace de estas muñecas de compañia una solución aceptable.
Son seres perfectos, ya cantadas por Serrat, no dan problemas y proporcionan muchas satisfaciones.
Se les puede hablar sin temer ser contradecido y yo diría que ni ignorado, pues sus ojos parecen moverse y su boca dibujar una sonrisa.
El mercado japonés puso en circulación estas doll wives, esposas holandesas que toman su nombre de las mujeres ofertadas en "sus escaparates" de esta ciudad.
Su perfección las hace tener un tacto similar a la piel, cabello natural y estructura parecía a el esqueleto de una mujer verdadera.Pueden llegar a costar hasta 6.000 euros.Su negocio es tan floreciente, como el pavor que causa verlas todas juntas.
En Orient Industry podeís echar una ojeada a la galeria.
Estas geishas niponas no son nuevas.
En 1996 la compañia norteamericana Abyss Creations tenía en el mercado sus ninfas de silicona tambien de acabado perfectos; se basaban en la estética de las artistas de cine americanas, incluso estrellas del porno.
Parece que la afición por tener estos seres inanimados se ha extendido mas allá de lo sexual.
El gusto por la imitación casi perfecta de la realidad, que no solo abarca el mundo femenino, porque sino...¿como explicamos tambien el auge de los muñecos Reborn ? bebes que rozan el realismo de un recien nacido.
¡Copias, solo copias del ideal...de la idea pura, como diría Platón.!
Copias de idea para meras copias de vida.
ResponderEliminarAbrazos.
Buenas reproducciones, pero donde este el calor del aliento, la cercania de la carne, del sudor y del carmin...
ResponderEliminarAmiga, en primer lugar reiterarte mis felicitaciones por tu blog. Aunque escriba poco lo visito a diario, habiéndose convertido en uno de mis referentes culturales.
ResponderEliminarComo sabrás, soy fotógrafo. Y en este momento estoy preparando una exposición que celebrare en una cafetería alternativa de Salamanca.
Me haría mucha ilusión mandarte unas fotografías y que días antes la pusieses en tu blog. Seria como "rodar" la exposición, para ver que le parece la obra a la gente. El tema es social. Ya me dirás que te parece la idea...
Te pediría que no publiques este mensaje, ya que al no tener tu mail ( el mío es pezesdeciudad@yahho.es ) , escribo aquí como única forma de contactar contigo.
GRACIAS POR TODO, DE CORAZON. Víctor.
Hay otra película basada en la relación de un hombre con una muñeca de gran realismo: "A tamaño natural" de Berlanga.
ResponderEliminarhttp://www.filmaffinity.com/es/film209053.html
Fernando, muy profunda reflexión, supongo que quien tiene que copiar un afecto, tiene que revisar su vida, porque indudablemente algo falla en ella.
ResponderEliminaradoquinarios:Voy a estar encantada de publicar todas tus fotos en mi blog!si quieres mandarlas puedes hacerlo aqui: mjperezr@telefonica.net.
para mi será un honor ponerlas y decirte lo que opino de ellas..(seguro que bueno).
Miguel: Pensé en tamaño natural, sin duda ha sido muy acertada tu referencia, pero quise darle al post, mas un mensaje de necesidad afectiva que sexual, por eso cité la película de Olea.
Este no era un post de muñecas hinchables, era poéticamente hablando, un post sobre la soledad y la busqueda desesperada de compañia..aunque sea de silicona.
La mente tiene muchos recursos para hacer realidad la ficción en un ejercicio continuo de neurosis.
Un triple abrazo a los tres.