lunes, 2 de noviembre de 2009
En la salud y en la enfermedad...
..."París a principios del siglo pasado. Una hermosa camarera de Montmartre, que se vendía de vez en cuando como prostituta, hizo de modelo, desnuda, para un pintor. El pintor era un señorito de familia bien que jugaba a artista. La camarera y él pronto cambiaron la blancura del lienzo por la de las sábanas. Ella se enamoró intensamente del pintor. Sin embargo, para él, la guapa muchacha sólo era una amante ocasional más.
Por la vida insana y disoluta que llevaba, unida a su recalcitrante dipsomanía, el pintor cayó enfermo de tuberculosis. Aunque las compañeras de la muchacha le recomendaron encarecidamente que dejase de verle, porque se iba a contagiar, ella hizo caso omiso y siguió acostándose con él. La entregada muchacha también acabó por enfermar.
El pintor dejó la vida bohemia y a su amante y volvió al seno de su rica familia como el hijo pródigo y enfermo. Los suyos lo enviaron a un sanatorio de los Alpes suizos para intentar que el aire puro de las cumbres lo sanara. Tuvo suerte y así fue.
Diferente destino fue el de la muchacha, que anegada por la tristeza no luchó en absoluto por su vida. Murió tísica, abandonada por todos y en la miseria."
Fuente: eCreencias.
Oleo: Victor SCHIVERT.
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