Se cuenta que el rey de Castilla Alfonso VIII conquistó para la cristiandad el Santo Sepulcro, arrebatándoselo al infame Saladino.
Después de batallar por Tierra Santa y devolver las reliquias sagradas, se caso con Doña Leonor, dama de alcurnia hermosa pero irascible, de fuerte carácter,que no le hacia feliz.
Tras los desposorios se trasladaron a Toledo donde estaba la corte y donde los ricos hombres del reino preparaban nuevas guerras contra los moros.
Así pasaban sus días, arreglando cuestiones bélicas con nobles como Garcia de Castro o Manrique Lara o cazando, arte en el que era muy diestro.
Fue un día, en que salio de caza solo, cuando observó una lucha en el cielo, que por lo desigual, le impresionó fuertemente: un fiero halcón perseguía despiadadamente a una paloma blanca.Afinando su puntería, el rey Alfonso,montó su ballesta y acertó de pleno al halcón que cayó fulminado en un huerto cercano.
Ese huerto le abriría al monarca otra herida en su corazón, pertenecía a una muchacha judía llamada Raquel,huerfana, pero con legado para vivir con holganza y discreción.Era famosa en Toledo por su hermosura, sus grandes ojos verdes, su pelo azabache..
Aquella mañana, la muchacha había contemplado despavorida la escena del halcón y la paloma y al poco pudo ver entrar a su jardín al autor cuya hazaña había liberado a la indefensa ave.
Desde ese momento que se vieron frente a frente sintieron mutuo amor y deseo uno por el otro.
Las visitas fueron mas frecuentes, los encuentros amorosos en el jardín se prolongaban hasta bien entrada la noche, con el único testigo del cielo y sus estrellas..
La relación cada vez era mas tormentosa, no podían existir mas antagonismos entre ellos:
Ella judía, el cristiano, ella una joven sin patria ,el rey de Castilla, ella huerfana, el casado..
Alfonso ,ciego de amor, estaba dispuesto a dejarlo todo ,incluso su reino ,por Raquel.
La hizo trasladar a un Palacio,donde dicen que se olvidó de todo en sus brazos, de los nobles, de batallar, del reino.
La situación desesperó tanto a los nobles como a su esposa Leonor, que celosa y resentida, creía a su marido embrujado por su concubina.
Dos asesinos adiestrados, concretamente uno llamado Rubén mató una noche a Raquel.
Alfonso mandó colgarlos, desterró a su mujer a un convento de Galicia(al saberla instigadora del crimen) y él mismo, se dejo ir muriendo en vida.
Volvió a la batalla sin temer por su vida, con el único fin que una flecha, como la que mató al halcón, acabara con su vida para reunirse con Raquel.
El episodio histórico lo podéis leer en cualquier enciclopedia, con mas o menos rigor o distintos puntos críticos.En esta reseña, por ejemplo, solo hay alabanzas y nada se cuenta de Raquel.Otras solo ensalzan su figura como batallador de moros.Solo aquí encontré una alusión a sus amores, siempre como leyenda popular.
Yo solo he querido versionar el hecho poetizándolo.
En Literatura, el Siglo de Oro ofrece muchas versiones, algunas influidas por otras.
Lope de Vega en Las paces de los Reyes y Judía de Toledo . Antonio Mira de Amescua: La desgraciada Raquel.Luis de Ulloa, que escribió un poema narrativo con octavas reales llamado Raquel y Juan Bautista Diamante con La Judía de Toledo.
Posteriormente,Vicente García de la Huerta, escribió una obra teatral, que puede considerarse neoclásica bajo el título: Raquel.A esta obra, pertenece la frase que da título a este post.
Sobre la figura de Raquel en la literatura del siglo XIX, os dejo este amplió trabajo de Juan A. Ríos Carratalá
La versión mas cercana a nuestro tiempo es la de Lion Feuchtwanger : La Judía de Toledo.
Si queréis ver el escenario donde pudieron ocurrir los hechos solo tenéis que pasar un lúdico fin de semana en Toledo y visitar el Museo Sefardí.
Si no se puede viajar hasta allí presencialmente, dejad volar la imaginación con esta página de Leyendas de Toledo.
Lo que ocurrió de verás, solo los protagonistas lo saben.
Vista de Toledo.Domenikos Theotokopoulos"El Greco"