Dices que la suerte
no para en tú portal.
Que lo que Dios te da, Dios te lo quita
y sé que no es tu fuerte
pensar en los demás.
Ya no me das pena, señorita
Dejaste que aquel tipo cantase su canción
pero no te pareció bonita
guardas las caricias
en el congelador
Ya no me das pena, señorita.
Juegas con los hombres
a colocado y ganador
y mezclas whiskey con agua bendita.
Están abriendo bares
junto a tu corazón.
Ya no me das pena, señorita.
Cuéntale a tu madre
si es que dejas de llorar
que hasta las farolas
tienen miedo de tu sombra
cuando vas a pasear.
Le han visto naufragando
y haciendo de fakir
donando sangre a la puerta de misa
tragándose las vías
del ferrocaril.
Ya no me das pena, señorita.
Reflexión ante una canción de Cristina Rosenvinge acompañada de Sábina.
Dobles vidas, vidas de apariencias, vidas de muñecos, de sentimientos congelados.
Una actuación para recordar..
Foto :diastema
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