—Yo soy ardiente, yo soy morena,
yo soy el símbolo de la pasión,
de ansia de goces mi alma está llena.
¿A mí me buscas?
—No es a ti, no.
—Mi frente es pálida, mis trenzas de oro,
puedo brindarte dichas sin fin.
Yo de ternura guardo un tesoro.
¿A mí me llamas?
—No, no es a ti.
—Yo soy un sueño, un imposible,
vano fantasma de niebla y luz.
Soy incorpórea, soy intangible,
no puedo amarte.
—¡Oh ven, ven tú!
Gustavo Adolfo Bécquer.
Oleo: Dante Gabriel Rossetti (1828-1882)
¡Qué bien refleja Bécquer el empecimamiento por los amores imposibles!
¡Y es que no hay nada que haga mas grande a un amor que su irrealidad!
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