La oscuridad invade el espacio de los celos, oscuridad que la convierte en invisible.
La atención y el cortejo ilumina el autoestima haciendo rebosar la coqueteria y el juego amoroso.
Oscuridad y luz, para un mismo sentimiento: el deseo de ser deseada.
Oleo: Haynes King
¡Oh niebla del estado más sereno,
ResponderEliminarFuria infernal, serpiente mal nacida!
¡Oh ponzoñosa víbora escondida
De verde prado en oloroso seno!
¡Oh entre el néctar de Amor mortal veneno,
Que en vaso de cristal quitas la vida!
¡Oh espada sobre mí de un pelo asida,
De la amorosa espuela duro freno!
¡Oh celo, del favor verdugo eterno!,
Vuélvete al lugar triste donde estabas,
O al reino (si allá cabes) del espanto;
Mas no cabrás allá, que pues ha tanto
Que comes de ti mesmo y no te acabas,
Mayor debes de ser que el mismo infierno.
Luis de Góngora