La piel que nos se toca
no se añora.
Los labios que no besan,
no recuerdan sabores
ni se lloran.
Los ojos que no vieron
no se adoran.
Pupilas invisibles,
no trasmiten fulgores
ni provocan.
Piel, labios, ojos...
que no fueron
¿Qué recuerdo dejáis
en mi alma loca?
Caricia transparente,
mirar ciego,
insípido sabor,
beso sin boca.
Pobre perro, con lo que les gustan que les den achuchones.
ResponderEliminarBuena observación Raúl, pero hay situaciones en las que vivimos en auténticas burbujas, no sé si conscientemente o no, o como coraza para no sufrir.
ResponderEliminarLo cierto es que arrastramos a los que viven con nosotros, como este pobre perro.
Un abrazo.