Por muchos adelantos que el futuro venidero nos prometa, me niego a creer que se vaya a perder la magia de abrir un libro y oler su tinta.
Es por esa nostalgia, que el diseñador Diseñador Kyle Bean, ha querido aunar el concepto clásico con la modernidad de las nuevas tecnologías y ha creado el libro-portátil.
No sé que pensarán los editores de esto, ni tampoco, que pensaría Cervantes.
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