Los domingos por la tarde, parece que se hicieron para ordenar cajones.
Clasificar, recolocar, administrar...
Parece que con reorganizar piezas, reorganizamos a un tiempo nuestras ideas y sentimientos.Es lo mas parecido a una terapia anti-angustia.
Asi es la tarde del domingo, ese espacio de tiempo mortecino, que se nos presenta como la muerte del fin de semana. Hay que llenarlo irremediablemente.
Y otra semana que empieza, y otro fin de semana que acaba, el incesante e imperceptible paso de Cronos por nuestras vidas.
Algunas tardes de domingo, se presentan tan crudas como los trabajos de Alison Brady.
Según ella misma, sus fotografías intentan estimular emociones, deseos y compulsiones sexuales, en el doble juego de la realidad y la fantasía.
Búsqueda e indagación, sobre las constantes de la vida contemporánea, como la locura y la alienación. Reflejos de expresiones de neurosis, ansiedad y en definitiva la perdida de la identidad del ser humano.
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