Imágenes puro reflejo del cubismo y la abstracción formadas por edificios debidamente encuadrados, una Cuba paupérrima bajo la dictadura de Machado, los granjeros de Alabama afrontando los terribles años 30 y sobre todo las instantáneas del Metro: Fotos robadas sin pose a viajeros anónimos: Forman el universo de Walker Evans.
La exposición que ofrece la Fundación Mapfre, se hace muy sintetizadora de las marcadas etapas del fotógrafo americano.
Arranca, con esas fotos de construcciones y edificios que son auténticos guiños al cubismo y la abstracción de las formas.
Composiciones estratégicamente encuadradas para buscar la forma geométrica, el lenguaje de los volúmenes y las sombras.La cámara es una Leika, son los años 1928-32
En su segunda etapa, es quizá donde aparece, la que para mi ha sido la pieza estrella de la muestra: El ciudadano en la Habana, 1933. Esta figura, cual estatua de ébano, resume toda la sociología del dandi que destaca entre la miseria y la desdicha de una ciudad como la Habana en los años 30.
Impoluto, reflejo del pensador de Rodin, que aparece en el fondo en una imagen, parece también admirado por miles de ojos femeninos desde las portadas de las revistas que le sirven de fondo.
Mirada perdida, contraste de su indumentaria reluciente, es fiel muestra del triunfador o estraperlista del régimen de Machado.Posa sin mirar, ante un mundo que le rodea y que parece no ir con él.
Muchas son las buenas imágenes, de su estancia en Cuba, las realizó para ilustrar el libro: El Crimen de Cuba de Carleton Beals, durante la dictadura de Gerardo Machado.
Son imagenes llenas de momentos cotidianos y de personajes azotados por una vida cargada de dificultades.
Continuamos por el recorrido y llegamos a la etapa en la que le es encargado un trabajo para la revista Fortune sobre los granjeros y recolectores de algodón en Alabama.
Son los durísimos años 30, tras la crisis del 29 :Casas pobres, gentes marcadas por el cansancio físico y el trabajo plasmado en sus rostros.
Sus fotos fueron rechazadas, por la revista pero en 1941 vieron la luz en el libro: Let´s us Now Praise Famous Men".
Y a este paso de la exposición llegamos a lo que fueron la maravillosa creación de Evans: Los retratos sin pose.
Los realizó en el Metro, escondiendo su cámara bajo el abrigo, captando viajeros ignorantes de ser retratados.
"Las profundidades del Metro constituían un lugar de ensueño para cualquier fotógrafo de retratos harto de estudiar y de los horrores de la vanidad, la guardia estaba bajada y la máscara quitada, los rostros de las personas están al desnudo, reposando bajo el metro."
Es después de este maravilloso experimento de los retratos del subsuelo, es cuando Evans se decide a tomar fotos en color, hecho, al que era bastante reacio como el mismo cuenta:
"He empezado ahora con la camara SX-70 como una especie de divertimento y presenta un gran interés.Me siento a gusto con ella, pero un año atrás hubiera dicho que el color es vulgar y no debería ser utilizado bajo ninguna circunstancia."
Y así, en color, crea sus fotos de carteles y letras mutilados, porque realmente en muchos de ellos a penas se puede encontrar palabras o frases con sentido, salvo letras sueltas o fragmentos de ellas.Así juega Evans con las composiciones y experimenta con el color.
Sin duda: las letras, los carteles, son un elemento importante en la fotografía de Walker Evans; en muchas ocasiones los encontramos como telón de fondo de personas, concediendo realmente el mismo protagonismo a uno que a otro.
Con ese juego de la imagen de las personas y las letras, os dejo también otra impresionante foto de la muestra: "Escaparate con retratos de pequeño formato"; en este caso, el retrato de las personas son el fondo y el retratado principal: el lenguaje, la palabra...¿Podía haber algo mas novedoso?
Sin duda vale la pena ver la exposición, tenéis la oportunidad de disfrutarla, tanto como yo, hasta el 22 de marzo.
Podéis consultar una amplia reseña de la muestra, etapas y artista en este enlace de la Fundación Mapfre, es bastante útil, antes de ir a visitarla.
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