Día de radiante sol en la ciudad imperial toledana, compartiendo callejuelas y empedrados con miles de visitantes de todos los rincones del mundo.
Era un auténtico hervidero de turistas.
Aún así, cuanto mas se visita esta ciudad, mas matices se descubren.
Como ya acostumbro y casi con doscientas imágenes, mejor os iré dosificando las bellas instantáneas siempre fáciles de captar en Toledo.
Además de la omnipresente "espada" que nos acompaña durante todo el viaje y en todos lados, hoy reparé en el universo del dulce que supone la cantidad de conventos que suministran goloserias.
Como pieza maestra: el mazapán, (nada que ver con las cajitas que nos obsequian por navidades en las cestas de la oficina) .
El mazapán en Toledo, es una auténtica pieza única de sabor y aroma, una perfecta armonía de almendra y yema, que no resulta empalagoso sino un bocado divino.
Cuenta la leyenda que fue una solución a la hambruna para los que se refugiaron en Toledo huyendo de los almohades.En el monasterio de San Clemente, al tener sus almacenes repletos de almendras y azúcar, inventaron esta fórmula energética que paliaba el hambre y tenia una agradable sabor.
Labores de lagartera, tallas en madera y buenos ejemplos de cerámica completarían el mundo del souvenir en Toledo.
Lo que se hace inevitable es el trasiego, subir, bajar, bajar..y volver a subir, con la catedral siempre como referente, bajo la mirada atenta de su soberbia torre...
Este mismo trasiego me impide seguir con nuestro viaje virtual pues el agotamiento se ha apoderado de mi.
En otra ocasión seguiremos admirando rincones de este paraiso del mazapán y la espada.
CALLEJEANDO POR TOLEDO
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