Recuperados, por fortuna," los puentes" de Oscar, os dejo este fragmento para el desayuno de domingo, si queréis seguir leyendo, solo tenéis que hacerle una visita.
...Pero es viernes, después del colegio toca sesión. La vida se pone en marcha. Como si de un milagro circense se tratara, la casa se llena de ese sonido urgente de engranaje que la necesidad imprime cada mañana en los hogares laboriosos. Sobre la mesa de la cocina se ha materializado, como por arte de magia, una bandeja de tostadas en torno a la cual todos se sientan apresuradamente mientras su madre coordina la intendencia desde el microondas. Café solo para su padre, leche desnatada para Laura, que luce hoy un llamativo percing en el labio, Cola-Cao y tostadas con mantequilla y mermelada para él. Su madre huele a Lavanda, desayuna de pie, sobrevuela su ordenado planeta como un demiurgo eficiente. «¿Qué es esa guarrería que llevas ahí?» «¿Esto?» «Sí, eso.» Laura mira a su padre como si fuese una tostada la que hubiese hablado pero sólo responde poniendo los ojos en blanco. «Está reafirmando su personalidad.», pacifica su madre con una sonrisa. «Ponte en su lugar, cariño.» Desde que lee libros de autoayuda, su madre siempre se pone en el lugar de los demás...
Y dado el desembarco de Escritores Vascos en mi blog, como dice el amigo Fernando, y del que me siento sumamante feliz, quiero recordaros este meme que lancé infructuosamente hace un tiempo sobre el Puente Colgante.
Aunque alguno de vosotros me envió sus fotos amablemente, espero un tiempo prudencial para que me obsequies con vuestros "puentes colgantes" (De puente a puente, Oscar.)
Uff, qué despliegue. Bravo por tu blog. Y, desde luego, muy sugerentes las pinturas que siguen. Nada que ver con Isabel la católica, que juró no volver a bañarse hasta conquistar Granada. Creo que tardó unos años más de lo que tenía previsto.
ResponderEliminarLas costumbres higiénicas de antaño siguen causándonos sorpresa.
ResponderEliminarVeia algo lógico que Isabel la católica, no lo hiciera por la precariedad de la época y lo sombrio de la Edad Media.
Pero, en pleno siglo XIX y en una ciudad como Madrid, ya ves que panorama higíenico teniamos...jeje.
Dicen que una solución eran los baños del Manzanares, pero también los cronistas de la época escriben descripciones no aptas para leer después de comer...por la repulsión que producen respecto a las condiciones de limpieza.
Somos muy afortunados (a pesar de la recomendación de cambiar el baño por la ducha ,por eso del ahorro del agua); el placer de una buena ducha, es un lujo a nuestro alcance